Para mi primer reto he querido hacer una
pequeña reflexión en el ámbito del deporte, que es realmente lo que me
apasiona, como jugadora “semi profesional” de fútbol sala. Y digo semi, porque
la profesionalidad en este deporte a día de hoy y sobre todo centrándonos en un
ámbito legal es mínima.
A finales del 2018 ya se dio un paso de
gigante y un equipo de primera división firmó el primer convenio
colectivo.
Fútbol Sala Renovación por embarazo y días libres para cuidar hijos en el Pescados Rubén Burela
¿Os imagináis que en vuestro puesto de
trabajo no cobráis si os ponéis enfermos? ¿Que los meses de junio y julio no
cobráis porque estáis de vacaciones? ¿Que no os renuevan un contrato (si es que
lo tienes) si te quedas embarazada? ¿A que os parece una locura? Pues esto
ocurre en el deporte femenino. Este convenio regula vacaciones, salario mínimo,
días de asuntos propios, seguros de accidente, etc. Para todas las jugadoras y
futuras jugadoras fue un paso enorme hacia la profesionalización y hacia la
igualdad. Y es que en el deporte las desigualdades de género son palpables a
simple vista.
Os hago referencia a otra noticia que
seguro que os suena más, por ser más mediática, la huelga en la Primera
Iberdrola.
Desactivada la huelga de las futbolistas: se abre un nuevo periodo de negociaciones
Y es que la brecha salarial en el deporte
es abismal. Lo que han conseguido las jugadoras es un sueldo mínimo de 16.000€,
es irrisorio teniendo en cuenta que es su trabajo, con sus entrenamientos
diarios, en ocasiones con doble sesión, con sus viajes… Sólo tenéis que pensar
en las cifras que se manejan con jugadores de fútbol masculinos (mejor no hacer
referencia a ellas).
Poco a poco se han conseguido todos los
logros, mejorando las condiciones laborales, y vamos por el buen camino hacia
un deporte con menos desigualdades, aunque aún nos queda un largo camino.
Hace 25 años (ya son unos cuantos) yo era
una niña que jugaba con un balón en el parque con sus amigos, todos chicos por
aquella época y que lo hacía frente a miradas de adultos que veían raro como
aquella niña, llevara falda o pantalones, daba patadas al balón entre todos
aquellos chavales. Yo nunca vi nada raro en hacer deporte, en arañarme las
rodillas, en romperme un hueso al caerme pero para la sociedad en ese momento
sí que lo era. Supongo que estaba realizando un rol que no me correspondía bajo
la construcción social de la época.
Salirse del estereotipo de género es lo
que hace que vayamos avanzando hacia una igualdad y que dicha construcción vaya
cambiando con el paso de los años. Hay que salirse de la socialización
diferencial de niñas y niños que desde bien pequeños vamos marcando los adultos
sin darnos cuenta, es lo que hemos aprendido, lo que hemos interiorizado.
La ropa de niño y de niña, los juguetes,
los colores, las actividades que realizan, los comportamientos,
etc. Todo eso tiene que quedar atrás y dejar que las personas hagan
lo que quieran y lo que les haga feliz, con sus metas y sus objetivos sin que
el género sea una diferencia o una barrera.
No me alargo más... ¡Un placer y hasta la
próxima! 😄😄
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